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Los cambios no ocurren de la noche a la mañana, y menos si queremos obtener resultados que sean duraderos (es decir, a largo plazo).
Para que ese cambio suceda, debemos desearlo y quererlo intensamente.
Necesitamos esa gran motivación, es decir, primero estar completamente seguros de qué es lo que deseamos para nosotros mismos, y a partir de eso poder ponernos en acción hasta que se convierta en hábito.
Es mucho mejor todos los días un poquito, que mucho de momento y luego claudicar.
Observa tus avances, y recuerda hacerle caso a la paciencia y la constancia, ya que con su ayuda pronto se convertirán en hábitos y podrás ver los resultados.
Recuerda que: "Algunas cosas en la vida toman tiempo, y eso está bien. ¡Disfruta el proceso!".