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Tienes que tener en cuenta que la motivación no es permanente y que viene y va constantemente.
En ningún momento debe de ser un condicionante para hacer algo sino un apoyo. Entonces, hazte las siguientes preguntas… ¿Te gusta lo que haces? Si la respuesta es no, busca otra cosa.
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¿Con qué objetivo haces las cosas? Si tienes un por qué siempre va a ser la razón que te empuje a ser disciplinado y seguir incluso sin querer hacerlo en un primer momento.
Es importante que tu objetivo no tenga un fin porque después… ¿Qué vas a hacer? Sino tienes un principio de base lo suficientemente fuerte que te mantenga en el camino no vas a ser capaz de seguir. Si tienes las cosas claras y sencillamente estás pasando por un momento más difícil que hace que tengas menos ganas, hazlo sin ganas. En el momento en el que empieces a hacerlo todo fluirá y será más sencillo, porque a. estás en el camino a conseguir tus objetivos y b. estás siendo más fuerte que tus excusas.