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El agresor puede convertirse posteriormente en delincuentes. La persona se siente frustrada porque se le dificulta la convivencia con los demás niños y cree que ningún esfuerzo que realice vale la pena para crear relaciones positivas con sus compañeros. La víctima evidentemente tendrá baja autoestima, actitudes pasivas, pérdida de interés por los estudios, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad y pensamientos suicidas. Lamentablemente algunos chicos, para no tener que soportar más esta situación se quitan la vida.
Los padres si tienen un hijo acosador deben acercarse a él y platicar, una vez creado un clima de comunicación y confianza, hay que preguntarle el porqué de su conducta. Jamás hay que usar la violencia para reparar el problema, pues sólo se genera más violencia. Tampoco sirve de nada culpar a los demás por su mala conducta. Nunca deje de demostrarle amor, pero también hay que hacerle saber que no se permitirá su conducta agresiva e intimidatoria.