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Vivimos inmersos en la tecnología, en el último año el tiempo que pasamos en los dispositivos electrónicos creció exponencialmente. Pero usarlos conscientemente y guiar a nuestros hijos en el mundo digital es nuestra responsabilidad.
Los dispositivos electrónicos parecen activar el sistema de recompensa del cerebro, en el caso de un niño, su cerebro aún no ha desarrollado totalmente el autocontrol, necesario para frenar un comportamiento obsesivo. Lo que realmente importa no es cuanto tiempo estamos usando pantallas, es cómo los estamos usando y qué está pasando en nuestro cerebro en respuesta. Los niños deben tener un menú diverso de experiencias en línea y no conectados. No sólo no pasa nada si se aburren, sino que es necesario y sano que esto pase.