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Promover la adquisición de un estilo de vida activo es muy importante, porque los adolescentes tienen una serie de necesidades específicas relacionadas con el propio desarrollo físico y emocional. Es por ello que la actividad física y deportiva permite a los jóvenes formar el nuevo esquema corporal, que se fue perdiendo durante el tránsito de la niñez a la adolescencia, pues que en esta etapa de la vida se produce un crecimiento rápido del esqueleto y los músculos, en especial de las extremidades superiores e inferiores.
Al mismo tiempo se genera un desequilibrio neurológico, psicológico y endocrino, que contribuye a la pérdida de la imagen y del esquema corporal. La postura también se ve alterada por estos desequilibrios, porque está muy ligada al control del aparato neuromuscular.