La extirpación de varices suele considerarse asunto cosmético, pero lo cierto es que puede mejorar la circulación y prevenir males mayores. Sin embargo, la operación normal es muy invasiva y la convalecencia tarda de dos a cuatro semana y a veces más. Con una nueva técnica, se inserte un catéter en la vena varicosa, mientras se visualiza su trayectoria con un escaner de ultra sonido. Luego la pierna se venda para vaciar la vena de sangre, y se hace pasar una corriente eléctrica por el catéter.
Aunque el paciente no lo nota, la pared venosa se calienta a 85 grados centígrados, lo que basta para desintegrarla. El riesgo de infección es menor por lo pequeño de la incisión quirúrgica, y el paciente se restablece en 48 horas.