Un buen compañero para correr o dos pueden mantenerte concentrado y motivado. Un compañero de carreras es magnífico, hasta que se lesiona o se va de vacaciones, y de pronto tienes que actuar solo. Es por eso que contar con varios corredores o unirte a un grupo es bueno. Si tu compañero se enferma del estómago y no puede aguantar un recorrido de 32 kilómetros, de seguro habrá otro en tu círculo con quién puedes contar. Además tener colegas con varias habilidades te ayudará a llegar a tus metas de entrenamiento. Puedes tener un amigo que hable mucho y que disfrutes su compañía en un ritmo muy suave para largas distancias. Pero para el trabajo de velocidad, encontrarte con alguien que esté enfocado en el rendimiento contribuirá a que te esfuerces más y a lograr un entrenamiento fuerte.
Ármate de valor para acercarte al corredor o corredora, que siempre esté ligeramente adelante de ti en tu club de atletas. O ese que consistentemente te supera en los kilómetros finales de una carrera en que te estás quedando sin gas. Encontrar esas personas ligeramente mejores que tú, o que parecen tener una ventaja sobre ti puede ayudarte a mejorar. Incluso si no logras mantenerte con él zancada a zancada, tener a alguien a quien puedas acercarte o mantenerlo a la vista, será suficiente para escalar niveles en tu rutina de entrenamiento. Ir por un café después de correr resultará muy valioso, pues eso te dará la oportunidad de entender su cerebro y aprender todo sobre sus claves para el entrenamiento y cómo controlar los calambres en las pantorrillas o evitar tirarse al piso.